Fueron dignos gladiadores. Titanes de lucha que también se acordaron de jugar, entregando todo por el espectáculo. Argentino y Real del Padre sabían que era un partido visagra para consolidar a los que pelearán hasta el final por la clasificación al reducido y llevaron adelante un gran partido que con cierta justicia terminó 2 a 2, a pesar de que las más importantes las tuvo el dueño de casa. 

Durante los primeros 45 minutos el trámite fue bastante parejo, con dos llegadas de riesgo para cada uno antes de la apertura del marcador. Daniel Pinea, incontrolable por momentos para los de Omar Cirame, tuvo dos a los 4 y a los 29 sin poder convertir. En tanto, el Azul pudo haber concretado por intermedio de Juan Pablo Gómez a los 14 y por Gastón Rolan a los 43, sino fuera por la gran tapada del arquero Denis Jofré. 

La primera alegría llegó para la visita y con una gran polémica. En una serie de rebotes prácticamente en la línea del arco local, Emiliano Cirame la empujó pero, al parecer, la bola no terminó de ingresar. Mientras el juez de línea no marcó el tanto, el árbitro Alexis Tudela hizo lo contrario entendiendo de que, para su visión, había sido gol. 

Argentino tuvo un arranque furioso en el complemento. Durante gran parte del tiempo se llevó puesto al rival, incluso por momentos metiéndolo contra su arco. Pero faltaba efectividad arriba e  increíblemente en un lapso menor a 10 minutos hubo seis situaciones clarísimas que Pinea, Cazola y Marcelo Sánchez no pudieron mandar a guardar.

Los goles de la Academia iban a llegar por decantación, porque era imposible pensar que, jugando bonito y creando tanto, no se iban a concretar. A los 20 llegó el empate de Cazola y a los 28 el de Sánchez, para dar vuelta el partido y consolidarse entre los primeros cuatro. Pero, además de mucho amor propio, Real del Padre tiene un goleador letal: Emiliano Cirame, que un rato antes había reventado el travesaño, encontró el empate final a los 35.