Era domingo 27 de diciembre y se escribía una historia que seguramente ninguno de los presentes olvidará. La inhabitual fecha para una final del año encontraba a los dos mejores equipos de la temporada, aquella que empezó allá por el 22 de marzo justamente con un encuentro entre Bogado y ASAC, volvía a cuminar la historia con los mismos protagonistas, que se ganaron el lugar y el derecho de vivir este acontecimiento jugando al fútbol de una gran manera.
Mariano Moreno, el indiscutible mejor equipo de la etapa regular, había quedado en las puertas de la gloria dos semanas antes justamente ante ASAC, quién, de esa forma, consiguió un pase que le daba el boleto a la enorme posibilidad de volver a ser campeón como tantas veces lo ha conseguido en este último tiempo.
De ninguna forma se puede hablar de David y Goliat, porque la paridad que existía entre los equipos era prácticamente enorme. Pero lo cierto es que el Picante llegaba mejor a esta definición, por muchos motivos: El envión anímico que le provocaba haber ganado el reducido justamente en esa cancha ante el mismo rival hacía pocos días, todas la experiencia que traía en finales en el último tiempo y, sobre todo, el encuentro de ida, donde se había impuesto por 1 a 0 con un tanto sobre el final del partido que psicológicamente parecía demoledor.
Sin embargo, nada estaba resuelto. Bogado sabía que si recuperaba el juego que había demostrado en la etapa regular tenía absolutamente todas las chances de revertir la historia. Por eso la cancha estaba llena por ambas parcialidades que esperaban para vivir un espectáculo único, irrepetible, que le ponía el broche de oro a un año donde los Rojos y los Azules fueron los grandes protagonistas.
El capítulo final: Próceres de Bogado
El comienzo estaba demorado. El partido había sido pautado para las 19.45, sin embargo, solamente los árbitros se encontraban en el campo de juego en ese entonces. La cantidad de gente era verdaderamente conmovedora: en Bogado, todos los fieles se ubicaban junto al alambrado, mientras que del lado de ASAC habían llegado muchísimas personas desde Arroyo Seco. Todos a la expectativa de ver a su equipo dar la vuelta olímpica.
Los equipos salieron al campo de juego. Y toda la espera se transformó en una realidad: los 90 minutos decisivos estaban por comenzar.
El sistema no se cambiaba en ASAC. Y los intérpretes tampoco, salvo por la ausencia de su 5 titular y la vuelta de Morales al primer equipo, lo que le daba un plus para encarar una final donde estaba en ventaja. Por el lado de Moreno, el volante Santiago López era de la partida y Eduardo Benitez se ubicaba en el lateral derecho con el objetivo de ajustar la marca en ese sector.
El encuentro arrancó evidenciando la clara intención de los dos equipos. Por el lado local, el objetivo era claramente el de ir a buscar el resultado. Héctor Álvarez motivaba muchísimo a los laterales para que suban en ataque a terminar las jugadas. Pitu Bronzone era el eje de la mitad de la cancha, con López que se encargaba de distribuir e intentaba sorprender con pelotazos largos en busca de espaciso, Hernández que le aportaba recorrido y Rodrigo Alvarez que intentaba ser la conección del mediocampo con la temible dupla delantera compuesta por Fabio Monjes y “Pato” Álvarez. Pero los espacios eran muy difíciles de hallar. Santos había parado su habitual sistema compuesto por una defensa ferrea, cuatro volantes con mucho despliegue y sabios con la tenencia de la pelota y dos grandes jugadores en la delantera que podían llegar a resolver todo: Cristian Morales y Brian Gauto.
Estaba claro, si ASAC ganaba la mitad de la cancha y podía aprovechar al Rojo jugado en ataque, el resultado podía llegar a ser fatal para el conjunto local. Por eso, la tranquilidad que pudiera evidenciar Mariano Moreno era clave para encarar un partido en el que había arrancado en desventaja por 1 a 0.
Aunque los minutos pasaban y el resultado no se movía, el local nunca se desesperó. En el primer tramo se jugó como ASAC quiso: un partido trabado en la mitad de la cancha, donde había mucha fricción y muy lejos de los arcos. El Rojo intentaba encontrar los espacios, el visitante apostaba a algún error de Bogado y los presionaba bien arriba, intentando no darle ni un minuto para elaborar juego.
En el primer tiempo no hubo muchas situaciones de peligro. En ASAC lo tuvo flamenco con un remate cruzado y dos remates de Morales que no llevaron peligro al arco de Agundez, quién se mostraba muy seguro ante cada centro al área que le lanzaban.
Moreno no tuvo una buena primera mitad. Los laterales estaban bien contenidos, la defensa de ASAC se mostraba muy ordenada y los delanteros tenían poco contacto con la pelota. La única situación de gol había llegado de la mano de un centro que había complicado a Tejerizo por el pique, pero nada más. Y para colmo, Bronzone, una de las figuras de la primera mitad, tenía que dejar el campo de juego por una lesión en el hombro. Mariano Moreno tenía que cambiar bastante en el complemento si quería ser campeón.
Y lo hizo. Lo logró. Tras el descanso, salió a demostrar por qué fue el mejor equipo del año. Ese que ganó la etapa regular de punta a punta, el que sorprendióa todos con su juego y que mostraba muchísimo en todas las canchas. Desde el minuto cero dela segunda mitad se lo vio totalmente renovado, ofensivo, empezando a instalarse decididamente en el campo visitante.
Primero llego con un aviso de Fabio Monjes y, minutos más tarde, Eric Hernández elaboró una gran jugada por la derecha que finalizó con un centro atrás para un derechazo fulminante de Rodrígo Álvarez que puso el 1 a 0 y desató el desahogo en toda la parcialidad local.
Rápidamente el encuentro cerrado y reñido del primer tiempo se transformó en un ida y vuelta incansable. Nuevamente Monjes lo tuvo con un remate que pasó muy cerca y evidenciaba el gran momento de Bogado. Pero lentamente ASAC comenzó a despertar del golpe de knock-out que le habían propinado para empezar a mostrarse vivo y a generar situaciones de gol.
Se sentía en el aire. El que hacía el gol se quedaba con el título y los dos tuvieron muchas chances para ganarlo. ASAC tuvo dos pelotas paradas muy claras, una que terminó en un rebote dentro del área y otra con un cabezazo de Mansilla que pasó muy cerca del palo izquierdo. En tanto, Hernández casi le da el título a Moreno con un derechazo de media distancia que se fue muy cerca. Pitazo final. 90 minutos emocionantes que se iban al alargue.
El tiempo extra preparaba emociones incontrolables. Después del desgaste que evidenció Moreno en el complemento, ASAC se mostraba un poco más entero para encarar los minutos finales. Y allí llegó la gran polémica de la tarde: Morales cayó dentro del área y todo el pueblo Azul reclamó penal, pero Ferreyra no convalidó la protesta y el juego continuó.
El primer tiempo pasó, y cuando los penales estaban a la vuelta de la esquina, la definición llegó. Fue una serie de errores que dejaron a ASAC sin campeonato. El central Melillo dio un pase atrás a Tejerizo, quién salió rapidamente a cortar y ante la presión de Casadidio, se limitó a rematar fuerte al balón, éste rebotó en el cuerpo del delantero de Mariano Moreno y lentamente se metió en el arco.
Increible final. Moreno, luego de haber jugado un gran partido pero en uno de los momentos que menos le favorecía, se quedaba con el campeonato. Merecido por el gran año que tuvo, por la gran actitud que mostró ante la situación desfavorable. El destino lo hizo esperar y, finalmente, le entregó su premio. Mariano Moreno es el campeón del Torneo 85º Aniversario.
Incidentes
Todavía quedaba tiempo por jugar y la chance de empatar estaba latente para ASAC. Por eso lo llamativo de esta historia, que desató una serie de hechos que nadie quería volver a ver.
Cuando restaban aproximadamente dos minutos para el pitazo final, el conjunto de Arroyo Seco tenía un tiro libre a favor frontal al arco pasando la mitad de la cancha. Rápidamente Morales tomó la pelota para ejecutarlo, ya que era una habitual jugada que, debido a su buena pegada y a la altura de los defensores, llebaba muchísimo riesgo para el arco defendido por Agundez. Pero el tiro libre nunca se ejecutó: los forcejeos dentro del área se empezaron a transformar en golpes y allí todo se desató. Empezaron las corridas, los golpes de puños y los gritos. Desde la tribuna de ASAC comenzaron a llover proyectiles y simpatizantes del Azul derrumbaron una de las paredes que estaba atrás del arco.
Rápidamente la policía accionó y comenzó a disparar balazos de goma sobre la parcialidad arroyense. Estos hechos duraron un largo rato, ya que mientras Bogado festejaba se escuchaban la gran cantidad de disparos en las inmediaciones del estadio.
Se pudo apreciar gente que terminó herida y que debió ser asistida por la ambulancia que se encontraba en la cancha. Otro año espectacular que se ve empañado por hechos de violencia.
Festejos
Más allá de los disturbios, Mariano Moreno pudo festejar. Fue un gran campeón. Por lo que demostró en todo el año y por las agallas que tuvo para enfrentar una final en la que llegaba en desventaja.
Luego de que el árbitro dio por finalizado el encuentro, comenzaron los cánticos en el medio de la cancha. Los abrazos eternos de los jugadores con la gloria. Las corridas por todo el campo de juego. Los festejos con la gente en una euforia que era medida por el contexto pero que reflejaba una alegría y una satisfacción enorme.
Minutos más tarde abrieron las puertas para que el público pueda ingresar. Todos en paz, cantando, saludando a los jugadores. Luego Santamaría y Morales, en un gran gesto de caballerosidad ante la derrota, fueron a saludar a todos los jugadores rivales y a felicitarlos por el éxito conseguido.
Para finalizar llegó la copa, que se hizo esperar por todo lo que estaba sucediendo. Y allí los rituales, las fotos, la tirada y los festejos que se extendieron hasta largas horas de la noche en un pueblo revolucionado por un equipo de fútbol que se ganó el afecto de todos. En este fin de año, Mariano Moreno brinda con la gloria. ¡Salud, campeón!
Fútbol- Final del año
M.Moreno 2 ASAC 0
Goles: Rodrigo Álvarez y Alejandro Casadidio (MM)
Terna arbitral: Damián Ferreyra, Daniel Torres y Gerardo Sciretta.
EL DATO
Los números del campeón
El equipo de Héctor Álvarez terminó el año con un total de 31 partidos jugados en toda la temporada. De los cuales consiguió un total de 22 victorias, obteniendo un porcentaje de más del 70% de triunfos en todo el año. En 3 partidos finalizó igualado, mientras que solamente sufrió 6 derrotas en todo el torneo.